Sólo el estudio, la investigación, el diálogo y la reflexión sobre la vida del hombre en todas sus dimensiones nos acerca a la verdad.

miércoles, 11 de julio de 2007

COMPAÑERO VICENTE: SIEMPRE CON NOSOTROS

Se murió Vicente. Se fue Vicente. Hasta siempre compañero. Sin embargo nunca ha estado más cerca de nosotros. Nunca antes hemos recordado sus frases, sus palabras, su ejemplo.

Alguien hace poco dijo: en Maicao han muerto otras personas. En la forma, pueda que tenga razón. En lo exterior, en lo aparente. Pero, en el fondo, en lo más profundo, las otras personas que han muerto, no han sido Vicente Antonio Salcedo Vega. No han tenido la trascendencia, ni la importancia que él tiene. Y se puede afirmar que tiene. Porque está vigente.

Conocimos a Vicente hace 20 años, en Barranquilla. Ciudad en la que mostró desde un comienzo, lo que significaba.

Buen estudiante, sacrificado, con escasos recursos, pues provenía de familia de bajos ingresos. A pesar de ello se dedicó a estudiar, utilizando gran parte de su tiempo en profundizar en la lectura de lo que en aquella época era básico en la universidad, rescatar los clásicos de la filosofía, ir a las fuentes para de allí retomar una línea ascendente en el conocer, que nos permitiera llegar al hoy de la filosofía, de la historia, de la economía, etc. La necesidad esencial era, descubrir y retomar el hilo lógico, dialéctico de la historia del hombre, de la ciencia, como condición indispensable para interpretar la realidad y asumir una actitud consecuente con la vida. O sea, no abandonar la posibilidad de luchar por un mundo más justo, más equitativo. Esto es importante tenerlo en cuenta, por varias razones.

Vicente no sucumbe en sus principios ante la tentación de la sociedad de consumo. Muchos incluso más radicales que él, en la lucha estudiantil, lo hicieron. Hoy dejan mucho que desear en sus actitudes diarias, pues se han olvidado totalmente de los intereses que defendían como estudiantes universitarios.

Mas bien Vicente no se deja absorber por la pobreza material, y asumiendo una actitud positiva inclusive desde una óptica cristiana, llega a manifestar una riqueza espiritual que lo lleva a trabajar en su profesión, la docencia, sin dejarse manipular por las situaciones que le tocó vivir o enfrentar. Podemos afirmar que Vicente fue la expresión de la honestidad, de la capacidad de trabajo, del sacrificio por su profesión. Esta capacidad estaba bien sustentada, aferrada a una filosofía de la vida que respondía a todo un proceso de reflexión.

Los alumnos lo recuerdan entre otras cosas, por las reprensiones que les hacía, a través de sus propias reflexiones filosóficas, de sus propias enseñanzas. Se puede decir que no regañaba, llamaba a la reflexión.

De pronto hubo gente que no entendió su postura ante la vida. Pero, hay que decir: SOLO AQUEL QUE BUSCÓ EL BENEFICIO INDIVIDUAL A TRAVÉS DE ÉL, NO LO ENTENDIÓ, LO RECHAZÓ.
SOLO AQUÉL ALEJADO DE UNA VIVENCIA REAL, INVOLUCRADO EN LOS VICIOS Y “NECESIDADES” DE LA SOCIEDAD DE CONSUMO, NO LO ENTENDIÓ, LO RECHAZÓ.

Esto lo comprendió Vicente. Cuando se necesitó, lo hizo saber, lo exteriorizó. Quizá tuvo la entereza y la fortaleza para enfrentar la realidad, exponiendo sus puntos de vista como nosotros no nos hemos atrevido. Que a sabiendas de lo mal que vivimos, de los problemas que nos aquejan, seguimos manteniendo una actitud tolerante y medrosa.

Lo expuesto es una breve síntesis de lo que es Vicente. HAY QUE INSISTIR, ES. NUNCA ANTES HA SIDO TANTO, NUNCA ANTES HA ESTADO TAN PRESENTE ENTRE NOSOTROS. Lo decimos porque lo sentimos.

Vicente: el ser hombre, el ser cristiano, lo determina el testimonio, la actitud que se asume ante la vida, ante los demás. No el estar metido en un templo dándose golpes de pecho o colaborando en labores asistenciales o de limosna a los demás.

Tu testimonio es digno de ser recordado y continuado.

HASTA SIEMPRE COMPAÑERO

Lic. JAIRO JOSÉ CASTAÑEDA GUTIÉRREZ

(1) Publicado en LA OPINIÖN DEL ESTUDIANTE GUAJIRO. Revista quincenal del Colegio Santa Catalina de Siena. Año 1, número 1. Maicao, 1 de mayo de 1994.