Sólo el estudio, la investigación, el diálogo y la reflexión sobre la vida del hombre en todas sus dimensiones nos acerca a la verdad.

domingo, 11 de noviembre de 2012

ALGO SOBRE MI JUVENTUD


Elaborado por Jairo José Castañeda Gutiérrez
Correo electrónico laluzdelposte@gmail.com


A partir del marco temporal establecido por la ley hoy para delimitar la edad de la juventud, esa etapa de mi vida se sitúa entre finales de los años 60  y 70 del siglo pasado. En gran parte de ese período, Colombia es aún más rural que urbana, acentuándose en él, el proceso de migración de gran cantidad de personas del campo a la ciudad. Esta es una variable fundamental a tener en cuenta para comprender lo que afirmo.

Los elementos ideológicos que identifican la mentalidad de la mayoría de las personas que habitan  los barrios populares, en los que nací y viví en esos momentos en Barranquilla, eran más comunitarios. Invitaban a la cooperación, a la solidaridad, facilitando una mayor y mejor convivencia, aunque ya se vislumbraba en algunas actitudes de sus miembros, lo que sería la vida en el futuro, dominada por el individualismo.

En el contexto de los barrios populares en que habité, los jóvenes desarrollamos un espacio propio: La Esquina. Espacio plural, cuya razón de existencia era compartir experiencias del trabajo, el colegio, el barrio, la casa, de cada persona, etc., alrededor de la construcción de búsquedas comunes, inmediatas y futuras. Funcionaba con base en códigos construidos en conjunto por los que la integrábamos. Planeábamos juegos, paseos, actividades diarias en la cuadra, el barrio y su intercambio respetuoso con otras esquinas y/o grupos sociales. Esto se hacía desde la consciencia  y práctica espontánea de sus miembros.

En ese espacio, construimos elementos esenciales componentes de nuestra identidad, aún presentes en actitudes, conductas y comportamientos actuales. Teníamos poca consciencia de la influencia que ejercía el estado y el sistema socio económico dominante sobre nosotros. Comenzábamos a expresar las motivaciones, condicionamientos y/o limitaciones provenientes de los medios de comunicación masiva (radio y televisión principalmente), a través de iconos provenientes de propuestas ideológicas como la moda, la vida de los artistas, de los deportistas, etc., expresando elementos de ellos en nuestra existencia, de manera proporcional al grado de asimilación e interés que de ellas se tenían.

Por las posibilidades materiales propias de las condiciones económicas y sociales en que nos desenvolvíamos, del acceso del país al desarrollo científico técnico del mundo, y de la poca masificación de los productos de la tecnología, poco era lo que los jóvenes encontrábamos hecho en esos momentos. La mayor parte de las cosas que necesitábamos, teníamos que hacerlas. Predominaba la cultura del trabajo. Por esa razón, el pensamiento creativo encontraba espacio para desarrollarse en nosotros. Lógicamente, limitado por las búsquedas que los jóvenes teníamos en las condiciones históricas y culturales en que vivíamos.

En ese contexto, la escuela tenía un significado diferente para los que la acogíamos como esencial en nuestra existencia y podíamos acceder a ella. Íbamos a  ella interesados en el aprendizaje de su propuesta académica y convivencial. Valorando su importancia como parte de nuestro proyecto de vida. Lo hacíamos pensando en nuestro futuro como personas. Sobre todo porque el culminar algún ciclo de ella, aún se facilitaba el ingreso al mundo del trabajo y la posibilidad de mejorar las condiciones de vida material. La afectividad no era lo fundamental a buscar en la escuela, como ocurre ahora.

Los elementos fundamentales de la vida socioafectiva, tenían un espacio bien delimitado: la casa, la familia, la cuadra, el barrio. En ese momento, con todas las limitaciones materiales que se tenían, la familia existía, predominaba la familia extensa. La casa era un lugar agradable al que se quería llegar, aunque no se contara con las comodidades indispensables y deseables, características de otros estratos sociales. A pesar de ello, la casa nos convocaba. La cuadra, el barrio nos invitaba. De ahí que la canción afirme “porque tú sabes que cuando llueve, nunca hay clase en el colegio”. Y no era por pereza. Era la importancia y el papel que jugaban esos espacios en la vida del joven, precedidos por el calor humano que se respiraba en ellos.

Ese libre albedrío en que crecimos, con poca tutela del estado, bajo la orientación psicológica, ideológica  y  sociocultural de principios más colectivos, construidos al calor de la experiencia cotidiana y de las reflexiones alrededor de los saberes populares, en gran parte herencia cultural, facilitaron la comprensión de algunos problemas sociales ligados a la satisfacción de necesidades fundamentales. De ahí que un ingrediente propio de  ese lapso de tiempo sean las grandes movilizaciones de los jóvenes en contra de la guerra, de la injusticia, luchando por la paz, la libertad de cátedra, la democracia, la permanencia de los niveles de bienestar social que asumía el estado, etc., culminando muchas de ella en mejores condiciones de vida para algunos de los sectores sociales vinculados a la protesta social.

Lógicamente, los procesos y actividades aquí descritas no fueron característicos de todos los jóvenes. Pues, las prácticas humanas como actividades dirigidas a la obtención de los fines que el hombre se propone, responden a deseos, gustos, intereses e intenciones, construcciones individuales que corresponden, en última instancia, a los elementos ideológicos dominantes en el momento histórico de que se trate. De tal manera, que las búsquedas humanas no necesariamente obedecen de manera directa, a las potencialidades intelectuales, políticas e ideológicas que posibilitarían las condiciones de existencia material en que se vive.

La juventud en lo material es un cuerpo social, que trasciende la existencia de clases y/o diferencias sociales. Es una etapa de desarrollo presente en todos los seres humanos, independientemente de los intereses y concepciones teóricas e ideológicas que reconozcan, respeten y/o promuevan su existencia, que implica las condiciones necesarias para ser y su papel en la sociedad en un momento histórico determinado.

Conceptualmente, es una construcción teórica, una categoría social, que contiene la identificación, análisis, descripción, interpretación, comprensión, argumentación y apropiación de un conjunto de vivencias en todos las dimensiones del desarrollo humano (corporal, cognitiva, comunicativa, ética, estética, política, espiritual, histórica), que caracteriza  los modos de sentir, pensar y actuar de los seres humanos, expresados por medio de ideas, valores, actitudes y de su propio dinamismo interno como sujetos de derechos y deberes, mediados en última instancia, por las relaciones socioculturales construidas por todas las generaciones humanas en su realidad histórica.

Existen actitudes, conductas y comportamientos identificativos de la juventud, desde los planos cognitivos, valorativo, afectivo y volitivo, de carácter plural, válidos para todo grupo, clase social y cultura. Las variaciones corresponden a las condiciones históricas y culturales específicas en que cada grupo juvenil y joven como individuo y persona, se desenvuelve como ser constituyente y participante en la construcción social de ellas.

Los contextos específicos, como confluencia activa de los sujetos que los constituyen, configuran las condiciones indispensables de su propio desarrollo y el papel que desempeñan en la totalidad social de la que se hacen parte. En aquellos momentos (años 60 y 70 del siglo XX) se hacía más énfasis en la diferenciación, implicando la mayor identificación y asunción de lo propio. Hoy la propuesta dominante de la sociedad global tiende a hacerlos más homogéneos, aunque en la teoría se haga énfasis en el desarrollo del individuo, de las comunidades y de las culturas. Lo indispensable es que el joven, las personas en las formas en que se agrupe y organicen, sean sujetos universales de las necesidades que les presenta el mercado mundial y de  las ofertas que este mismo les hace para su satisfacción.

Elaborado por Jairo José Castañeda Gutiérrez
Correo electrónico laluzdelposte@gmail.com